miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Problemas u oportunidades?

Cuando hay dificultades nos encontramos en un hueco en donde únicamente miramos hacia abajo. No escuchamos, no vemos, no sentimos. No hay guión, molde, ni patrones de por qué suceden las cosas. A veces trato de comprender un poco y en ese momento me atormentan tantas dudas. Pero ante eso tengo dos opciones; Número uno: Enloquecer. Segunda alternativa: Manejarlo, asimilarlo y continuar. La primera resulta un poco más fácil porque se trata de huir del problema, crear un mundo paralelo y vivir en el. En cambio la otra requiere fuerza de voluntad, paciencia y optimismo… Que cabe destacar, no son sencillas o mejor dicho poco compatibles con mi personalidad. Hace rato le preguntaba a mi papá: ¿Cómo saber qué es lo indicado? Es decir, a veces crees que “haces lo correcto” pero resulta que lo que haces te está haciendo daño o te está lastimando, que según mi apreciación son cosas distintas. Hago un paréntesis para resaltar que eso lo aprendí de alguien muy especial con un buen ejemplo que a menudo él cita: Cuando tenemos una herida y le colocamos alcohol, nos arde y lastima la herida, pero nos hace bien ya que no permite que la misma se infecte. Entonces lastima pero no hace daño. Ahora bien, retomando el tema de la interrogante que le hacía a mi padre ¿Cómo identificar lo bueno y lo malo? El me respondió de la manera más elemental: -Hija, no hay respuesta, sólo la vida te enseñará. Nunca tengas miedo.- Y creo que no se equivoca, la vida todos los días nos cachetea y nos grita; ¡Aprende! Así que, cuando te sientas mal por algún problema que tengas, no te sientas el centro del universo, mira a tu alrededor y observa que hay gente que verdaderamente no ha sido privilegiada como tú y que sin embargo sigue adelante y no se queda estancada en el hueco mirando hacia abajo sino que mira hacia arriba, busca soluciones, trata de escapar. Quizás la solución esté allí cerquita!


En la fotografía: Mi papá y yo (Diciembre 2008)


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